POR: KLEBER EXKART
Niebla política en el horizonte del país
Aun no se despeja la niebla política en torno al segundo puesto en las
elecciones del pasado 7 de febrero. Arauz tiene confirmada su participación en
la segunda vuelta no así Guillermo Lasso y Yaku Pérez, que peleen voto a voto
este segundo lugar.
No creo que sea sabio ni políticamente correcto llorar sobre la leche
derramada. Ecuador es un país que tiene grandes virtudes, pero también grandes
taras, que nos acompañan desde la época de la colonia. Seguimos sin alcanzar la
madurez política que los 200 años de desgobiernos deberían habernos dado.
No es cuestión de relevo generacional, porque con cada nueva generación
clonamos la estupidez eleccionaria a la hora de ejercer nuestro derecho de
sufragio y repetidamente nos volvemos a equivocar como si la gobernabilidad
fuera un acto de juego de azar.
El domingo 7 pudimos ver enterrado una manera de gobierno, llamada
populismo, no estoy seguro si es de derecha o de izquierda pues es camaleónica
a la hora de sus actos mas abyectos y execrables. Pudimos, aunque sea
eufemísticamente ver dado un paso a la madurez política votando por una
propuesta seria y coherente. Sin embargo, a primado el clientelismo político de
la dádiva fácil y la vuelta atrás del correismo, que perseguirá al país como
una espada de Damocles, sobre el futuro de sus ciudadanos.
Aun la niebla nos acompañará hasta abril, cuando decidamos quien finalmente
nos gobernará. Es muy posible que nos arrope por completo y empecemos a vivir
la era del ostracismo y cretinismo generalizado. Un mal es mas terrible que el
otro, de eso estoy totalmente seguro. Sin embargo, todavía estamos a tiempo de
conjurar nuestro incierto futuro y podemos torcer el cuello al cisne y enrumbar
nuestro barco político hacía puertos mas seguros, donde nos espera no el
paraíso, eso lo tenemos claro, pero si el duro trabajo para empezar a enderezar
los entuertos que nos han legado una clase política maquiavélica y maldita,
porque no ha hecho otra cosa, que desgraciar la vida de toda una nación.
Como dije al inició no se trata de llorar sobre la “leche derramada”.
Tenemos que aunar voluntades y empezar de cero a replantearnos la estrategia de
llegar al pueblo. Tengo la esperanza que no vivimos entre cretinos sino entre
hombre de mucha sabiduría que temporalmente han sido obnubilados por los cantos
de sirena de políticos disfrazados de Mesías, que terminan siendo finalmente
los ejecutores de conciencia y vidas echadas a la miseria como moneda de ínfimo
valor en el mercado de la politiquería.
No perdamos la fe en los valores morales intrínsecos de los ciudadanos
mirémoslos como ovejas descarriadas que hay que llevarlas nuevamente a la luz
de un nuevo amanecer para el país.