el cuello de botella de la comercializacion de la caja de banano
La comercialización después de la producción es la otra gran materia en
la que los productores deberían especializarse o por lo menos conocer los
lineamientos básicos pero generalmente el productor no quiere conocer de esta
materia, que les parece muy complicada “zapateros a tus zapatos”. Craso error,
no debe llegar a ser un experto, pero tiene que conocer lo básico del negocio
bananero para que no le meten gato por liebre. Es decir, a más de ser un buen
productor debe saber vender su producto.
El problema es que, por muchos años debido a la estructura del negocio
bananero, que empezó siendo un negocio latifundista, oligopólico, el esquema
deja fuera del negocio al principal socio, el productor. Los primeros 30 años
el negocio bananero fue un boom. En Ecuador son contadas y conocidas las
familias que tienen verticalizado el negocio, es decir abarca todo el proceso,
desde el meristema para la siembra hasta la tienda de comercialización en el
exterior. Las transnacionales Dole, Chiquita, Del Monte, Fyffes y otras que
tienen un mercado cautivo en el exterior también su negocio bananero se ha
diversificado a la producción.
Ser bananero en el siglo anterior era estar entre los grandes, pero a la
producción del banano se le fueron sumando cada día más productores y con esto
también nació el problema de la sobre oferta y la búsqueda de nuevos mercados.
Aparecieron nuevos actores del negocio de la producción. Al momento
existen más de 10.000 productores y 270 compañías exportadoras de banano.
El negocio ha sdio tan bueno con ingresos millonarios para el estado,
para los lugareños que crearon villorios, caseríos, luego pasaron a ser pueblos
grandes y después mega ciudades como Machala. Con ello también vinieron los
problemas y los conflictos de intereses que fue necesario se creará una Ley del
banano para regular su crecimiento orgánico e inorgánico. Se creyó que, con la
Ley, se podría poner en cintura una actividad que explosivamente creció entre
los años 1995 – 2015. La verdad es que la Ley ha dado más problemas que
soluciones.
El cuello de botella como en la mayoría de los cultivos es la
comercialización ¿Qué hacer? Es hora de que los productores tomen al toro por
los cuernos. Si el problema son los mercados y su comportamiento errático y
cíclico en determinadas épocas del año que están plenamente identificadas, la
producción debe ajustarse a estos vaivenes. Lo otro es salir a ofertar ellos
mismo su producto al exterior como lo hacen algunos de ellos, pero no de manera
individual. Deben hacerlo mediante una cooperativa o Asociación. Ahora la
FENABE podría liderar este proceso.
Deben constituirse un pool de productores con una oferta media de 100
contenedores mensuales con fruta de pequeños y medianos productores, ir
directamente y ofrecer a los supermercados, deben hacer presencia en las ferias
internacionales. Inicialmente deben ir con la promesa de unos pocos
contenedores máximo 20 contenedores por mes con posibilidad de ampliar el cupo
en menos de seis meses a la totalidad de la demanda del supermercado u otros
importadores.
Tienen que salir a competir, esto quiere decir que tendrán que vender la
fruta más competitivamente que los otros ofertadores, esto puede ser solo al
inició. Después deben revalorar su oferta como lo hacen todos, con mejoras en
las certificaciones, el precio debe ir ganando terreno a la medida que se gana
compradores.
Solo así podrán salir de la rueda viciosa del precio spot que imponen
los importadores y los exportadores al momento en el mercado. Bueno esto es
solo el comienzo de las cosas importantes que tienen que hacer ¿Pero será
posible que lo hagan? A veces más prima o domina el ego humano del
individualismo y narcisismo que el bien común. Entonces allí seguimos
empantanados donde estamos, en el estiércol de la comercialización.