El precio mínimo de
sustentación más conocido por sus siglas PMS tiene un valor económico y moral
en un mercado caótico por una estructura económica heredada el oligopolio de
toda la cadena del banano, principalmente de las transnacionales del banano las
mismas que empezaron a perder hegemonía a partir de la década del 2000 y tal
vez un poco antes.
Los gobiernos
observando que el commoditie banano era uno de los mayores sustentadores de la
economía nacional y un importante jugador en el área social mediante el empleo
de una masiva mano de obra buscaron proteger la actividad blindando la
participación de los productores más pequeños mediante garantizarles un PRECIO
MÍNIMO DE SUSTENTACIÓN de la caja del banano.
Así crearon la ley
interpretativa del Banano para estimular y controlar la producción y
comercialización de banano, plátano y otras musáceas de exportación en julio de
1977, posteriormente reformada en diciembre de 1999. La ley se creó ante la
imposibilidad de que el sector exportador, en esos tiempos concentrado en pocas
manos, pagará un precio de mercado razonable a los productores.
La venta del banano
dependía en la década del 90 del anterior siglo de un grupo reducido de
empresas exportadoras, sobre todo transnacionales. La distorsión del mercado
venía arrastrándose desde mucho antes por lo que se reconocieron las
imperfecciones y los problemas del mercado bananero, por tanto, surgió la
necesidad de regularlo a través del establecimiento de un PMS. Este se fijaría
del costo promedio de producción nacional, que es igual a todos los costos
fijos, variables y administrativos en la producción de una caja de banano para
exportación, esta fórmula se mantiene hasta la presente fecha.
En la práctica, la
fijación del precio de la caja plantea un conflicto de intereses entre
productores y exportadores como bien lo reconoció recientemente el actual
ministro de agricultura el también bananero y exportador de banano, Ing. Danilo
Palacios. El meollo se da por la fragmentación del sector y un nula gestión en
las bases de los productores que podría decirse carecen de orientación política
para impulsar un análisis de costos técnico.
Cómo vemos el
espíritu de la Ley era normar un mercado bananero distorsionado en el que el
grupo de poder exportador, siempre fijaba un precio a su favor como grupo con
mayor poder de mercado, siendo necesaria la participación de un estado
dirimente y objetivo que permita equilibrar la negociación.
Lo dicho se
demuestra en que históricamente, el PMS casi nunca se ha fijado mediante un
proceso de negociación entre productores y exportadores, pues dadas las
presiones ejercidas por ambos grupos, es muy difícil llegar a un acuerdo. Por
ello, la gran mayoría de las veces, salvo excepciones como los dos últimos años
2023 y 2024, es el Ministro de Agricultura quien, a través de un dictamen,
determina el PMS a regir desde una determinada fecha. La fijación del precio ha
respondido más a razones de tipo político que a un criterio técnico.
Es importante no
confundir Precio Mínimo de Sustentación con precio techo, esto quiere decir que
el productor puede negociar a partir del PMS un precio diferenciado por la
venta de su caja a la que puede sumar argumentos como calidad diferenciada,
certificaciones y otras características. En algunos países centro americanos
las transnacionales manejan dos precios. Uno precio para la temporada alta y
otro para el de vacas flacas.
Los exportadores
esperan que la fijación pronta del PMS de la caja de banano para el 2025,
permita la formalización del negocio y lograr contratos de un año con los
productores para poder igualmente hacer contratos de largo plazo con los
importadores de la fruta. En este 2024 el porcentaje de contratos firmados y
registrados en el MAG no llega al 65%. Se estima que menos del 35% de los
productores firmaron contrato y los demás han estado en spot que este año se
han favorecido por factores exógenos y endógenos alcanzando un precio promedio
hasta la semana 42 de $8,20.