
TEMPERATURA Y CRECIMIENTO ECONÓMICO
Emilio Gallardo González.
El artículo académico de la
economista Melissa Dell, "Temperature Shocks and Economic Growth: Evidence
from the Last Half Century" (Choques de Temperatura y Crecimiento
Económico: Evidencia del Último Medio Siglo, 2012), analiza el impacto de las
variaciones de temperatura en el crecimiento económico, con énfasis en los
países en desarrollo. Utilizando datos históricos de temperaturas y precipitaciones
de los últimos 50 años, el estudio presenta resultados aplicables a diversos
países, incluido Ecuador.
La relevancia de este trabajo radica
en las implicaciones de la creciente frecuencia de eventos climáticos extremos,
así como en la importancia de comprender los impactos económicos, sociales y
ambientales del cambio climático para diseñar políticas públicas efectivas y
demuestra que, en los países ubicados en zonas más cálidas, las temperaturas
tienen un impacto negativo en la economía.
Este estudio indica tres resultados
principales relacionados con las altas temperaturas. Primero, estas reducen el
crecimiento económico en las naciones pobres.Segundo, pueden disminuir las
tasas de crecimiento, no solo el nivel de producción y tercero, tienen efectos
a largo plazo, afectando negativamente la producción agrícola.
Se destaca que, en los países
pobres, un aumento en la temperatura de 1°C en un año determinado disminuye el
crecimiento económico en un 1.3%. En contraste, en regiones desarrolladas, este
cambio no tiene efecto en la economía.
En el caso del sector agropecuario,
el estudio evidencia un impacto importante. Un aumento de 1°C se asocia con una
disminución del 2.66% en la producción agrícola, mientras que cada 100 mm
adicionales de lluvia anual generan un aumento del 0.18% en la producción.
Además, los choques de temperatura tienen efectos prolongados, afectando no
solo el año del evento, sino también el desarrollo futuro.
Los países en desarrollo como
Ecuador, enfrentan impactos económicos más severos debido a su dependencia de
sectores sensibles al clima, como la agricultura, su infraestructura deficiente
y la falta de adaptación tecnológica.
En este sentido, resalta la
importancia de promover el desarrollo y la adopción de tecnologías y semillas
resistentes al clima. Incentivar la diversificación de cultivos para reducir el
riesgo de pérdidas. Implementar estrategias y políticas de adaptación al cambio
climático en el sector agropecuario, tales como mejorar los sistemas de
irrigación y construir infraestructuras resistentes a eventos climáticos.
Señala la necesidad de establecer
redes de seguridad para trabajadores agrícolas y comunidades dependientes de
sectores vulnerables. Asimismo, promover la industrialización y el desarrollo
de sectores menos expuestos a variaciones climáticas e invertir en governanza
para fortalecer las instituciones y garantizar la implementación efectiva de
las políticas públicas.
En este contexto, cabe señalar que, en países de regiones de clima cálido, las políticas orientadas a mejorar aspectos como la gobernanza, la tecnología, la institucionalidad y el combate a la corrupción, junto con incentivos a la inversión extranjera directa y mayores inversiones en infraestructura, educación y salud, pueden mitigar significativamente los efectos de los choques climáticos y las altas temperaturas. Ejemplos de ello son Singapur, que se ha convertido es una nación del primer mundo, y Vietnam, que actualmente tiene las características para posicionarse como un potencial “nuevo tigre asiático”.