Finca CIMA una bananera familiar con visión global de resiliencia en Honduras
Ubicada en San
Manuel Cortés, en el valle de Sula, Honduras la finca bananera CIMA, es de las
pocas que sobreviven en un ambiente que la resiliencia ha sido puesta a prueba
en su máxima expresión. Con 71 ha., en producción esta una finca familiar de la
familia Rosa. Fue don Celio Rosa, en 1992 que la adquirió después de trabajar
muchos años para Chiquita. Aunque él ya no esta dejó sentada las bases en las
futuras generaciones para que el proyecto bananero no muriera pese a las
inclemencias de los huracanes, falta de incentivos del estados, cambio
climática y comportamiento inesperados de los mercados.
Ahora es su nieta
María Teresa Rosa Quesada, quien es la tercera generación la que le imprime una
nueva cara a la producción de banano de la Finca Cima, incursionando en la
exportación de las cajas. María Teresa Rosa, quien tiene formación en negocios
internacionales ayudada del Lcdo., en administración Edgar Raudales han logrado
la recuperación de las 71 ha., que en el 2020 por el azote de los huracanes ETA
y ETO sufrieron inundación y escorrentía de sedimentos.
El Lcdo. Raudales,
nos explica que el reto más grande después que pasaron los dos huracanes, uno
detrás del otro con solo una semana de diferencia, fue el hecho que pasó mucho
tiempo que el agua se quedo estancada y eso provocó que el trabajo fuera aun más
arduó. “Incluso en algunas zonas tuvimos que hacer romper algunas áreas para
que el agua saliera. Es cierto que dejó, dejó mucho, dejó mucho terreno, dejó
mucho mantillo bueno del que usted menciona, muy bueno, pero también algunos
nemátodos que hemos tratado con nematicidas, el año pasado se aplicó un ciclo
de nematicida. En términos generales, el beneficio fue más bueno que malo”.
Asegura el Lcdo.
Raudales, que antes de los huracanes Eta y Eto, en el 2020, la producción de la
finca estaba en 3200 cajas por ha., aunque el terreno no es considerado el de
mejor calidad. Sin embargo en la actualidad la proyección de la finca tienen
previsto llegar a 2200 cajas. Al momento han emprendido un programa de
nutrición al suelo como también foliar con el fin de robustecer las matas.
También han emprendido un trabajo de reforzamiento con bioestimulantes. Le han
metido nitrógeno, sulfato de amonio y otros nutrientes con la esperanza de
superar los picos de embolse que empezaron bajos 30 por ha., pero que esperan
lleguen en las próximas semanas a 70 o 90 bellotas por ha., esto les permitiría
alcanzar una meta esperanzadora de 3000 cajas.

Oteando nuevos horizontes en el banano
María Teresa Rosa,
tiene la visión de su abuelo. No quiere quedarse solamente con la producción de
la finca. Por eso ha dado el salto hacía su nuevo rol como exportadora. Ha
empezado con su producción propia que la vende directamente a un comprador en
los Estados Unidos. La idea es mejorar la productividad de la finca y ganarse
la confianza de los otros productores independientes para poder ofertar la
fruta a otros importadores.
Sostiene María
Teresa Rosa, que avanzar hacía la línea de la exportación es un cambio de
mentalidad. “Definitivamente ese es un cambio de mentalidad que tiene que
suceder si queremos sobrevivir ¿verdad? En este rubro y creo que en este punto
en cualquier rubro, ¿no? El volvernos exportadores nos permite tener una mejor
competencia a nivel internacional. Nos permite también poder manejar un poco de
costos, ¿verdad? Porque ahora ya somos nosotros quienes negociamos
directamente.
Afirma María Teresa
Rosa, que aunque el exportar directamente conlleva riesgos que no tenían como
productores porque su responsabilidad terminaba cuando dejaban el contenedor en
mano del exportador. Ahora deben hacerle un seguimiento pormenorizado hasta que
llega a manos del consumidor. Sin embargo cuando se sopesa los pro y los
contras si se hace una buena negociación los resultados son positivos y da
grandes beneficios.

Producción y exportación de banano con visión global
María Teresa Rosa,
asegura que hace pocos días se reunió con su administrador el Lcdo. Edgar
Raudales y surgió la pregunta ¿Dónde queremos estar dentro de cinco o dentro de
diez años? Esta pregunta tiene que ver mucho con la planificación futurista de
la Finca Cima y de su gestión como negociadora internacional. Es en este punto
que ella quiere marcar la diferencia. Sabe de los retos que apareja el cambio
climático, las nuevas regulaciones y exigencias de los mercados. Todo esto,
enfatiza pasa por la necesidad de volverse mas sostenibles en el tiempo. Ella
cree que el banano centroamericano y especialmente el hondureños se esta
quedando atrás del tren de la tecnología.
Ahora la
eficiencia, sostiene, pasa por el uso de nuevas tecnologías con IA mediante
softwares que aseguren una mejor productividad y ser más asertivos sobre los
cambios que se tengan que hacer, ya sea en las prácticas agrícolas o en las
inversiones asegurando el retorno.
Finalmente la CEO de CIMA, María Teresa Rosa, reivindica el trabajo generacional tanto de su abuelo como el de su padre, que es el que más conoce la plantación pero a su vez quiere liderar esos cambios de paradigmas que relegan al productor a depender de las pocas opciones de comercialización que existen y por ellos su emprendimiento. Esto afirma, hay que hacerlo con visión social por lo que están emprendiendo algunos proyectos que le permitirán a la finca Cima, ser más tecnológica en el futuro y a la vez más sostenible teniendo en cuenta los retos que plantea el cambio climático.